Un buen compost requiere equilibrio de materiales orgánicos, la calidad de este, se encuentra en la variedad de lo que ponemos, por ejemplo en las cáscaras de huevo encontramos calcio necesario para el desarrollo general de las plantas, en las cáscaras de banano tenemos potasio, que además de proteger las plantas de enfermedades, optimiza el proceso de generación de frutos, en los restos de café encontramos nitrógeno, necesario para la formación de clorofila y es el responsable de lo verde que se puede llegar a ver nuestro jardín, los restos de cebolla nos aporta hierro, que es importante para el vigor de las plantas, la cáscara de papaya es rica en magnesio, potasio y fósforo, lo que nos genera, resistencia en las plantas, su desarrollo de raíces y en procesos de floración. Es increíble que todo esto vaya a la basura y no aprovechamos los beneficios que nos ofrecen…
Este blog lo inspira una de nuestras primeras experiencias en el compostaje, cuando iniciamos este proceso en una de las composteras, me di cuenta que era frecuente un olor a fermento, que no se sentía en las otras demás, por lo que me preguntaba a que se debía , ya que no era normal ese olor que si bien no es desagradable, da como la sensación de que tuviéramos algo en proceso no de compostaje si no de pudrición; después de revisar y estudiar logre comprender que parte es debido a los materiales que ponemos en nuestra compostera y otro tanto se origina en la falta de oxigenación en el proceso; cuando nuestro proceso genera un olor fermentado, obedece generalmente a exceso de materiales ricos en carbohidratos como frutas o también puede ser que el PH está bajo y requiere que gires más la compostera a fin de aumentar el PH.
Para generar el equilibrio cuando existe olor a fermento, debemos agregar material verde como podas de jardín y restos de plantas aromáticas y girarla con más frecuencia para generar la oxigenación requerida.
En la medida que tengas variedad en tu compostera tendrás un compost más nutrido.
¡A comer todo lo que la tierra nos da!